Al ver el video de Mauro Biglino, no puedo evitar preguntarme si realmente estamos ante un experto que puede leer y traducir lenguas tan antiguas como el hebreo bíblico, o si estamos frente a un producto más del mismo sistema que pretende controlar la narrativa. ¿Cómo sabemos que Biglino tiene el conocimiento para hacer estas interpretaciones? No parece que haya evidencia pública que confirme que él maneja estos idiomas a un nivel académico profundo, y mucho de su trabajo se basa en su propia interpretación.
Además, su historia previa con el “Crack Bersano” y su posterior ascenso como figura controvertida en el mundo de las teorías de los “antiguos astronautas” me lleva a preguntarme si no podría ser una herramienta diseñada para generar más confusión. ¿No podría esto ser parte de una estrategia mayor para mantener al público distraído con teorías aparentemente radicales, pero que en última instancia sirven para desviar la atención de cuestiones más profundas?
¿Realmente Biglino está ofreciendo una nueva visión o simplemente es parte de un aparato más amplio para controlar cómo vemos la historia y la religión?
¿Qué piensan ustedes? ¿Es un estudioso legítimo o un actor en un juego más grande?
Al ver el video de Mauro Biglino, no puedo evitar preguntarme si realmente estamos ante un experto que puede leer y traducir lenguas tan antiguas como el hebreo bíblico, o si estamos frente a un producto más del mismo sistema que pretende controlar la narrativa. ¿Cómo sabemos que Biglino tiene el conocimiento para hacer estas interpretaciones? No parece que haya evidencia pública que confirme que él maneja estos idiomas a un nivel académico profundo, y mucho de su trabajo se basa en su propia interpretación.
Además, su historia previa con el “Crack Bersano” y su posterior ascenso como figura controvertida en el mundo de las teorías de los “antiguos astronautas” me lleva a preguntarme si no podría ser una herramienta diseñada para generar más confusión. ¿No podría esto ser parte de una estrategia mayor para mantener al público distraído con teorías aparentemente radicales, pero que en última instancia sirven para desviar la atención de cuestiones más profundas?
¿Realmente Biglino está ofreciendo una nueva visión o simplemente es parte de un aparato más amplio para controlar cómo vemos la historia y la religión?
¿Qué piensan ustedes? ¿Es un estudioso legítimo o un actor en un juego más grande?